Tocan las listas. Que no digo yo que deba ser un destino inevitable o necesario, ni que sirvan a casi nadie más que para el lector despistado o para el comprador apresurado. A veces, sin embargo, una lista puede servir de guía para al que no le apetece leer reseñas y quiere ir al grano. Si se hace con buena voluntad, que no es lo que suele abundar, ya que la gran mayoría de suplementos culturales y blogs tipo "a mí me gusta mucho leer" no ejercen otra cosa que el buenrollismo, puede conducir a gozosos descubrimientos. Pues que sea por eso. En todo caso, me gustan más las contra-listas. Es decir, ya que los departamentos de marketing se empeñan en publicar listas de lo supuestamente mejor para incentivarnos a comprarlo, los noístas chinchosos como yo publicamos también listas de lo peor: viva la pluralidad.
Así pues, sin más dilaciones ni ambages, paso a las listas de las lecturas del Polillas en 2018. No hay orden jerárquico, pues distinguir entre lo muy malo y lo deplorable o entre lo excelente y lo mejor aún resulta un ejercicio de discernimiento inútil. Aléjense de los libros de la primera lista y acérquense a los de la segunda.
LAS PEORES
- Ordesa, de Manuel Vilas.
- ¿Quién cuidará de mis guardianes?, de Alba Sabina Pérez.
- Alicia, de Miguel Aguerralde.
- Malaquita, de Juan-Manuel García Ramos.
- El perfil de las esquinas, de David Galloway.
- Los perros duros no bailan, de Arturo Pérez-Reverte.
LAS MEJORES
- Tala, de Thomas Bernhard.
- Trilogía de los sonámbulos, de Hermann Broch.
- Mientras agonizo, de William Faulkner.
- Los países, de Marie-Hélène Lafon.
- Extinción, de David Foster Wallace.
- El Maestro del Juicio Final, de Leo Perutz.
- Naves en el cielo, de Luis Junco.
- Días de paso, de Javier Estévez.
Se puede deducir de ellas que ha habido más lecturas buenas e intensas que deplorables, lo que constituye motivo de alegría y regocijo. Espero que se repita esta tendencia en 2019. Algunas podrían haber entrado con los mismos derechos y merecimientos, sobre todo en el registro de las mejores.
Ahora paso a escribirles una lista, por supuesto incompleta, de excelentes lecturas de no-ficción:
- El gran hartazgo cultural, de Alain Brossat. (Libros recomendados: ojo con el arte. (443) A. Brossat "El gran hartazgo cultural". - YouTube)
- Transiciones de la Antigüedad al Feudalismo, de Perry Anderson.
- Modernidad líquida, de Zygmunt Bauman.
- Storytelling, de Christian Salmon.
- The world of late antiquity, AD 150-750, de Peter Brown.
- La idea del socialismo, de Axel Honnheth.
- Marx desde cero... para el mundo que viene, de Luis Alegre Zahonero y Carlos Fernández Liria.
- El gran retroceso, VV.AA.
- El rechazo del trabajo, de David Frayne.
- Poder y sacrificio, los nuevos discursos de la empresa, de Luis Enrique Alonso y Carlos J. Fernández Rodríguez
Es muy probable que haya pasado por alto otras igual de buenas, sobre todo del primer semestre, pero así son la memoria y los límites implícitos en toda delimitación para que la selección no se transforme en catálogo.
Respecto de los reseñadores, este año no haré ranking, porque aparte de Cecilia Domínguez Luis y Mayte Martín (cuya execrable labor he reseñado en el Polillas anterior) no he percibido novedades en el mundillo. Además, algunos de nuestros favoritos, como Ibrahim Chamali, Santiago Gil o Emilio González Deniz, apenas se han prodigado, sin duda por su dedicación a labores más excelsas, lo que es de agradecer. En todo caso, respecto de la literatura extranjera, repito mis elogios del año pasado del blog de Antonio Bordón.
Eso es todo, red amical. Nos vemos en enero.
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