martes, 20 de diciembre de 2022

Las malditas listas del Polillas-2022

Quién nos iba a decir que cuando creé Polillas al anochecer allá por el prepandémico 2016 llegaríamos Vds. y yo a pasar juntos la Navidad de 2022. He leído por ahí que la vida media de la mayoría de los blogs oscila entre uno y tres años. Ya llevamos seis y pico, por lo queaunque solo sea a meros efectos estadísticos, el blog da la nota.

Es bastante posible que a muchos/as el blog le haya supuesto una especie de shock cultural y, en algunos casos, una reevaluación ética de sus actividades: hasta entonces, con las excepciones que quieran señalarme, la crítica literaria suponía una extrañeza en el mundillo, calificada de malintencionada, como resultado (nada más) de una maniobra difamatoria, orquestada por algún villano en la oscuridad y motivada por alguna mezquina cuenta pendiente. Me he esforzado por demostrar que es posible una crítica literario-artístico-cultural independiente y honrada. En todo caso, son Vds., lectoras y lectores, quienes en última instancia (no los/as editores/as, no los escritores/as, no los clubs de fans) juzgarán este blog.

Pues bien, ya que hemos llegado hasta aquí, supongo que estarán esperando, como es tradición, las listas de lo peor y de lo mejor que he reseñado en el Polillas. Listas subjetivísimas que solo quieren reflejar mis gustos, por mucho que haya intentado explicar las razones en las reseñas correspondientes:


LO PEOR

1º) Berlinale, de Elio Quiroga (ed. Baile del Sol)

Este año no ha habido mucho malo donde escoger. No todo va a ser espinas y tránsitos apesadumbrados por valles de lágrimas. Una de las excepciones a este buena vibra fue Berlinale, cuyo autor, Elio Quiroga, intentó crear un thriller cultureta y cosmopolita, con muchas ínfulas, y le salió una caricatura de lo que debe ser escribir una novela. Ni trepidante ni fascinante ni interesante ni descacharrante ni nada que se le parezca. Una tontería insoportable que nunca debió haber sido escrita ni mucho menos publicada.

2º) Sin comienzo ni finalde Alberto Omar Walls (ed. Mercurio)

Solo por su pretenciosidad sin fundamento, merecería ser condenada, pero lo peor es que consigue además aburrirnos hasta el paroxismo. Tanto esta novela como la anterior hacen imposible llevar una vida lograda mientras se leen. La cólera junto al tedio se mezclan de tal modo que uno comienza a albergar ideas inquietantes respecto de estos autores y de la Humanidad, en general. Sin comienzo ni final tiene una idea, sin duda, o, al menos media, pero se disuelve al poco de comenzar. Además, el autor se atribuyó un magnífico sentido del humor e intentó compartirlo con los/las lectores.

3º) Cuadernos del subtrópico norte, de Marcos Dosantos (ed. El Drago)

Fue saludado Marcos Dosantos casi como un prodigio por el celebérrimo Juan Cruz, como un autor que "pisa fuerte" por Eduardo García Rojas, amén de que Elsa López considerara que el libro era "literatura en vena". Sin embargo, esta colección de relatos, en el mejor de los casos, solo merece la indiferencia y, en el peor, el olvido. La sobreestimación de unos cuentos nada interesantes no le hace un favor a nadie, y menos al escritor. Así pues, es necesaria una gran dosis de resignación, no por Dosantos sino por sus mentores, a quienes la opinión pública deberá seguir sufriendo quién sabe por cuánto tiempo. No sé que será de Marcos Dosantos en su faceta de escritor, pero como persona, para compensar, le deseo que cumpla sus sueños, etc.




LO MEJOR

Aquí les destaco tres novelas, en este año pródigo, para que no se pierda la simetría. Bueno, y un áccesit. Cabe alguna más, pero así son las listas.

1º) Maestros antiguos, de Thomas Bernhard (ed. Alianza; traducción de Miguel Sáenz)

Quienes ya hayan leído a Bernhard, sabrán por qué. Para quienes no, subrayaría ese estilo tortuoso a base de frases largas y repetición de términos y expresiones que logran (ese es el mérito) un efecto único, entre lo obsesivo y lo hipnótico que conforman una manera singular de escribir. Además, qué subidón da la mala leche de Bernhard cuando carga contra medio mundo, que es casi todo el rato.

2º) Mira que eresde Luis Rodríguez (ed. Candaya)

Una de esas obras que desafían el concepto de novela y salen airosas del trance. Metaliteratura, juegos del lenguaje, referencias y citas literarias PERO ejecutado todo de manera excelente. Es decir, ni el menor de asomo de pretenciosidad ni de confusión y sí mucho dominio de la técnica y del lenguaje. Una obra en la que uno se introduce como en un laberinto y del cual sale gozoso como un escolar tras resolver su primera regla de tres.

3º) Supersaurio, de Meryem El Mehdati (ed. Blackie Books)

Toda una revelación en la que caí por casualidad, como casi todo que ha devenido importante en mi vida. Con sus defectos, esta novela trae al mundillo literario y a la esfera pública a una escritora inteligente y convincente, lo que me parece una buena noticia. Diálogos veraces, una historia de sufrido testimonio laboral y un estilo desenfadado que no cae en la vulgaridad y que, en ocasiones, llega a conmover. Somos unos cuantos los que, casi en secreto, aguardamos la obra que nos va a deparar esta mujer.

Bueno, y un diploma olímpico:  Cazadores de beatniksde Dani Ortiz (ed. Escalera)

Otro descubrimiento para mí, de lo que me congratulo. Una novela de carretera, exuberante a más no poder, tan nutrida de referencias que por momentos apabulla. Además, un torrente verbal, salvaje como los rápidos de un río de película del Oeste, que no había visto por estos pagos. Tal vez le falte una estructura más ajustada a sus intenciones o un propósito más convincente al deambular frenético y obsesivo de sus personajes, pero sus virtudes la convierten en toda una singularidad literaria.







Comparto también algunos títulos de no ficción que no he mencionado en otros artículos y que creo que merecen su interés.

SUGERENCIAS DE NO FICCIÓN (TOTUM REVOLUTUM)

-El amanecer de todo, de David Graeber y David Wengrow (traducción de Joan Andreano Weyland, ed. Ariel)

-Cultura ingobernable, de Jazmín Beirak (ed. Ariel)

-Límites de la democracia, de Stephan Lessenich (traducción de Miguel Alberti, ed. Herder)

-Socialismo y democracia, de Michael Löwy y Ernesto M. Díaz Macías (ed. Catarata)

-En el nombre de Canarias, de Roberto Gil Hernández (ed. Pensamiento TEA)

-El género en disputa, de Judith Butler (traducción de María Antonia Muñoz, ed. Paidós)

-España, año cero, de Zira Box (ed. Alianza)

-El sueño de la nación indomable, de Ricardo García Cárcel. (ed. Ariel)

-El efecto clase media, de Emmanuel Rodríguez López (ed. Traficantes de sueños)

-El desorden político, de Ignacio Sánchez Cuenca (ed. La Catarata)

-Los olvidados, de Antonio Gómez Villar (ed. Bellaterra)




Reseñadores/as, periodistas culturales y una editorial (solo crítica negativa, aviso para almas bellas)

Casi nada nuevo hay que añadir al comentario que hice hace un año. Eso sí, sigo lamentando que Victoriano Santana Sanjurjo no ceje en su deplorable labor de elogiador oficioso de cualquiera que publique lo que sea, con especial querencia por quienes lo hacen en la imprenta, perdón, editorial Mercurio. Prolífico y prolijo, Santana Sanjurjo es como el nubarrón que se acerca, fatídico,  y que no falla en descargarse sobre nosotros, que no tenemos donde escondernos.

Respecto de la editorial Mercurio, ya no sabe uno si pensar que es positivo que dé oportunidad de publicar a tanta gente o justo lo contrario; si hace un favor a la cultura en Canarias o más bien contribuye a su descapitalización irreversible. En cualquier caso, lo de Mercurio tendría cura si se tratara a tiempo; lo de Santana Sanjurjo, no, me temo. El esfuerzo que le pone este hombre a sus artículos para resultados tan desdeñables debería ser estudiado en alguna universidad importante, pero probablemente no en su facultad de Filología. 

Felipe García Landín enjabona y cepilla de vez en cuando, pero no se prodiga como otros años, lo que le agradezco con sinceridad. Le animo a que extreme sus ausencias. 

 Eduardo García Rojas se ha decidido a escribir reseñas abiertamente negativas (de nada, Eduardo), lo que sin duda le hará bien a él, a su suplemento y tal vez a los/as autores/as criticados/as. Nunca es tarde para cambiar

De Nora Navarro, periodista cultural, aparte de su mala educación en las redes sociales, solo puedo comentar que no parece haber encontrado a ninguna escritora a la que apadrinar en 2022, por lo que imagino que considerará que su carrera cultural habrá sufrido un grave estancamiento. Desde esta página, la animo a que siga intentando llegar. No me pregunten adónde.

También ha habido reseñadores de una reseña, como Maximiano Trapero (de El teatro en medio del océano, de Francisco Juan Quevedo) o de Jorge Fonte (de Reparación del horizonte, de Víctor Álamo de la Rosa), por ejemplo. Ambas reseñas compitieron en la siempre gratificante tarea, a la que se aplicaron con entusiasmo, de dar vergüenza ajena. Mi opinión es que resultó vencedora, por medio cuerpo de empalago, la de Fonte.

En cuanto al público del blog, puedo compartir que la cifra media mensual de visualizaciones y visitas de Polillas al anochecer sube cada año un poco más, lo que no deja de sorprenderme, dado lo pesado que me pongo. Vds. sabrán. Es posible que muchas de las lecturas se expliquen por el perverso placer de algunos/as (me dicen que muchos de ellos son escritores) de ver cómo atizo a unos o a otras. Insisto en que las batallitas entre autores/as no me incumben: cada cual debe explicarse a sí mismo/a su propia mezquindad.

Felices fiestas. Nos vemos en 2023.


2 comentarios:

  1. En efecto, no recordaba este listado de reseñistas en la lista del año pasado ni anteriores, y no estaba. Pero me gusta que la hayas añadido con nombre completo. Quieras que no estás divulgando; habrá mucha gente que, como hacía uno en cierta etapa en relación con sus padres, si a ellos les gusta es que algo malo tiene, que los consideren interesante porque a ti no te han gustado, y eso está bien. "Que se hable de mí aunque sea mal" no es baladí si uno aspira a tener cierta relevancia. Y todo el que escribe aspira a eso.

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  2. El año pasado sí los mencioné, aun brevemente: "Por último, y no menos importante, y que sirve para comprobar el nivel de la cultura en el plano literario, hago una breve mención a los reseñadores que más se han prodigado. Antes, hay que decir que, dado el difuminamiento progresivo del cuadernillo cultural de La Provincia y El Día y su desaparición en Canarias7, casi no hay reseñas literarias que merezcan ese nombre. Citemos a Victoriano Santana Sanjurjo, que perpetra sus húmedos artículos esporádicamente en aquel cuadernillo, y a Felipe Landín, que ha publicado alguna reseña extra almibarada en el Canarias7. Aparte, Eduardo Rojas coordina un suplemento en el Diario de Avisos y cuenta con la página en Internet de El escobillón. Se le nota cómodo: cualquiera lo imaginaría escribiendo sus cosas en batín y zapatillas, y sentado sobre un cojincito. A veces se irrita contra algún político o algún nombramiento, pero, la mayor parte del tiempo, el mundillo cultural y las novedades literarias le parecen bien, y se le nota.

    Respecto de los dos primeros, sirven como ejemplo de la crítica literaria en Canarias, que no es crítica y apenas literaria. Ante los ojos de ambos, se despliegan novelas a cuál más magnífica y consideran que los/as autores/as son a cuál más excepcional porque Canarias está llena de talento, mucho talento, muchísimo talento, tanto que no hay papel en el mundo presente ni futuro en el que imprimir tanta obra maestra. Todo es maravilla, hermosura, belleza, levitación, espuma y pompas de jabón que se elevan hasta el Parnaso y más allá. Su único futuro, claro está, será dejar tras de sí un rastro de lectores estafados, indignados, desengañados y, probablemente, con orzuelos porque no hay ojos que resistan tanto disparate. "

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