jueves, 13 de julio de 2023

Aurea mediocritas

 Todavía expectantes no solo por el futuro desenlace de las próximas elecciones generales sino, en lo que se refiere a nuestro terruño, por la composición de la jerarquía institucional en Cultura, los miembros del mundillo canario andan muditos, algunos cariacontecidos, otros esperanzados, quizá. De todos/as es conocido que al igual que la aspiración húmeda del periodista canario es formar parte del gabinete de una consejería o de un ayuntamiento, la de un miembro de la república canaria de las letras es la de disfrutar de algún tipo de sinecura, de un lugar en el Pritaneo local. Padezco la ominosa sensación de que el mundillo cultureta local está  aguardando los movimientos políticos a nivel nacional, para saber hacia dónde va la ola. Es decir, algo así como aquel que sintiera el prurito de manifestar crítica política a algún partido, hubiera decidido postergarla, no fuera a ser que aquel alcance poder el 23 de julio. Hay en juego subvenciones, ayudas, nombramientos, etc.

Por cierto, me resulta llamativo cómo aquellos hombres, que de repente se mostraron iracundos por la eclosión de una supuesta cultura de cancelación (iracundia que expelían desde grandes medios de comunicación, no lo olvidemos) se muestren tímidos y melifluos ante la censura institucional sin tapujos. Supongo que es otra de esas equidistancias que, en realidad, no son sino consentimiento de la barbarie.

No obstante, digo yo si no será una explicación de lo anterior, los indignados por el auge del feminismo y de la igualdad suelen ser escritores cuyo caudal creativo parece definitivamente agostado. Antiguas glorias, o que se quedaron en el camino, han apostado, por lo que se ve, por reconvertirse en opinadores malhumorados o en gestores culturales de lo que surja. Toda esta gente tiene todos los vicios y virtudes de la clase media, que podrían resumirse, a grandes rasgos en algo así como que mientras al individuo no le vaya del todo mal, se congratula en la aurea mediocritas; en la perenne siesta intelectual, que se confunde con tolerancia, incluso con generosidad; pero a poco que las cosas empeoren, o sienta que empeoran, encuentra dentro de sí mismo una infinita capacidad de resentimiento y hostilidad hacia los que considere sus inferiores, cabezas de turco.

En fin, ya hablaremos después de las elecciones y el panorama esté algo más despejado.

Por otro lado (ya saben que no me gusta escribir de política) podría compartir con Vds. mis nuevas adquisiciones:

-La originalidad de las vanguardias y otros mitos modernos, de Rosalind Krauss (traducción de Adolfo Gómez Cedillo).

-Todo lo que entró en crisis. Escenas de clase y crisis económica, editado por José Luis Moreno Pestaña y Jorge Costa.

-Historia falsa y otros escritos, de Luciano Canfora.

-Bisutería auténtica, de Daniel María.

-Teología política, de Carl Schmitt (traducción de Jorge Navarro Pérez, y epílogo de José Luis Villacañas).

Leído ya El 18 Brumario, de Karl Marx, con esa magnífica introducción de Clara Ramas. Por muy recurrente que sea lo de "actualidad" aquí se cumple. Léanlo y verán. Un libro clarividente y que se anticipa, entre otras virtudes, a los posteriores estudios sobre el populismo. A punto de acabar El hilo de oro, de David Hernández, puedo decir que, por un lado, impresiona la cantidad de bibliografía que uno puede sacar de este libro y la gran erudición de su autor. Por otro lado, su insistencia en el punto medio y de la moderación me irrita un poco, políticamente hablando. Es posible que la moderación no sea buena en todo momento y para todos, que solo lo sea para el que tiene mucho (o algo) que perder, pero no para los que no. En especial, para aquellos que luchan por reivindicar derechos, básicos, en muchas ocasiones. Como bien se sabe, estos se conquistan, se arrancan. Raro es que se concedan graciosamente por quien tenga la potestad o el poder. No ceder el asiento a una persona blanca en Alabama en 1955 tal vez no era un ejercicio de moderación en aquella época para protestar por la discriminación racial. Tal vez, Martin Luther King no era en absoluto un moderado. O, algo más cercano, los campesinos que en Agüimes se alzaron con violencia contra la pretensión de un noble de ocupar las tierras comunales tampoco lo eran. Citen su ejemplo preferido.

Por otro lado, y perdonen la superficialidad de mi impresión, las partes que dedica al papel de la mujer en la Antigüedad parecen congruentes con esa visión revisionista que les atribuye un papel destacado y en igualdad con los varones porque tal o cual mujer figuran en los mitos, en la literatura o porque una mujer tuvo un papel protagonista en la política, etc. Como si en la época de los Reyes Católicos, hubiese igualdad entre los sexos en Castilla porque reinaba Isabel. Asimismo, citar el 12 de octubre como la conmemoración de "una gesta indiscutible" tiene también un tufillo eurocentrista bastante decepcionante. Mi impresión es que esta obra termina por dejar a uno bastante escamado. Con lo bien que fue hasta los 3/4...




De los títulos referenciados, ya he entrado a empellones con el libro de Canfora (historiador del mundo antiguo, recuerden El mundo de Atenas, por ejemplo), que es, entre otros asuntos, una crítica al orden político italiano (y occidental) tras la crisis de 2008, y la referencia clásica a conceptos como poder, liderazgo, etc. Otro erudito. Asimismo, Todo lo que entró en crisis, con respecto a ese momento liminal histórico que fue 2008, pretende, a la manera de Bourdieu con La miseria del mundo, realizar una síntesis de análisis y entrevista de las consecuencias de la degradación de las condiciones laborales y de vida de muchos sectores de la población después de aquel fatídico año. Como también hiciera el sociólogo Richard Sennet en La corrosión del carácter. Ganas de comenzar con él.

Con respecto al libro de Krauss, llevo un par de capítulos, y lo cierto es que esta crítica de arte demuestra un nivel de análisis altísimo. De lo poco que sé del mundillo académico del arte, ella y Hal Foster son referencias inexcusables para quien quiera aprender algo de este ámbito del conocimiento y creatividad humanos. Una gozada, qué quieren que les diga. 

Poco llevo leído del libro de Daniel María, y pospongo, pues, los comentarios a una futura reseña (espero que pronto).

Teología política es donde se enuncia, creo que por primera vez: "Soberano es quien decide sobre el estado de excepción". De hecho, este libro comienza así. Es de esas lagunas que, por fin, uno se decide a rellenar y dejarse ya de referencias o glosas. Ya era hora. Para quien se interese por la política, esta obra de Schmitt y Sobre el parlamentarismo son muy importantes. Buenas críticas, pésimas soluciones. 

En fin, tengo como trescientos libros candidatos a destrozarme la cuenta corriente. Imagino que moriré sin haber leído gran parte de ellos. Pero de qué se compone la vida si no es de sueños. Pero sobre todas las demás, la gran duda que se me presenta es: ¿vale la pena a estas alturas de la vida estudiar griego clásico?


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