El otro día, leí un comentario en Facebook en el que un individuo, poeta por más señas, calificaba un libro de cuentos de "mierda de perro", que no mierda de artista. Además, se llevaba las manos a la cabeza (figuradamente) por el exceso de elogios que ese volumen había suscitado en el mundillo literario y en los medios. Escribía, también: "La gente cree que la calidad de un texto literario es algo totalmente subjetivo y emocional, y no es así". El Facebook en modo abierto tiene estas cosas. En todo caso, me alegra que esa persona, activa integrante de la moderna república de las letras, esté de acuerdo conmigo al menos en eso.
En numerosas ocasiones, me han criticado por la acidez de mis comentarios respecto de las obras que aquí analizo. Entiendo que muchos de los/las autores/as se hayan sentido ofendidos en lo más íntimo, como asimismo (lo que es de lo más simpático) muchos de sus amigos y fans. Es curioso también comprobar cómo muchas de las críticas son ad hominem o caigan en lo mismo que se me reprocha, viniendo a decir: "Qué sabe este, que el que sí sabe de esto soy yo". Al crítico se le niegan credenciales que, sin embargo, estos críticos del crítico se atribuyen a sí mismos con bastante desparpajo.
En fin, esta persona, experta al parecer en malditismo poético, bien aconsejada o tras un insólito ejercicio de introspección, acabó borrando la entrada. Tal vez, por arrepentimiento (que si no de la opinión, sí de la expresión); tal vez, por la misma razón por la que no nombraba el título del libro de relatos ni a su autor ("porque me podría perjudicar"). Esto nos lleva, por otro lado, a la extrema dificultad, ya expuesta y razonada aquí en decenas de ocasiones, de que un/a escritor/a ejerza la crítica de manera honrada: demasiados intereses, demasiadas conexiones.
Es por ello por lo que reconozco sin ambages que me encuentro en una posición privilegiada: no necesito favores, menciones ni elogios, no necesito que me inviten a conferencias, charlas, estudios, jornadas, congresos ni ferias. Tampoco, que reúnan en un libro mis ocurrencias del desayuno o mis aforismos de dominguero. Así, puedo escribir con sinceridad. Podrán gustar o no mis artículos, los podrán criticar por sesudos o por no serlo, por ser superficiales o subjetivos, por ser cortos o por ser largos. Lo que se les ocurra. Pero nadie podrá afirmar que he falseado o disfrazado mi opinión para obtener o creer que puedo obtener algo a cambio. Aunque sea para caer bien.
No obstante, a pesar de tal libertad, nunca me permitiría escribir que una determinada obra, y miren que las he leído malas, incluso espantosas, es "mierda de perro". No solo porque el análisis debe ser más fino, a base de desgranamiento de razones y no de coprolitos sino también por respeto al esfuerzo de la autora o autor. Por muy deplorable que haya sido el resultado, igualarlo a las heces del querido animal doméstico es de pésimo gusto y revela cierta indigencia moral.
Es también singular que este poeta (al que no nombro porque, repito, ya ha borrado el comentario) forme parte de la larga lista de personajes de la literatura canaria que abogan, una y otra vez, para que haya, por fin, crítica en Canarias, crítica de verdad. Debe de ser no sólo porque desconfían de críticas como las que, por ejemplo, yo ejerzo, sino de las suyas propias, dadas las circunstancias.
En otro orden de cosas, debo comentar con Vds. parte de la penúltima entrevista al poeta Antonio Arroyo Silva en el suplemento cultural de Diario de Avisos de 16 de mayo. Después de las preguntas de rigor (¿Cómo definiría la poesía?, ¿Qué autores le han influido?, etc.), surge una cuya respuesta me parece característica de buena parte de la supuesta intelligentsia local: Pregunta: "-¿Qué medidas deberían implementarse para divulgar la obra de los escritores canarios?". La respuesta se divide en varias partes: a) "Hay actualmente muchos autores que publican demasiado" porque "no hay conciencia crítica ni siquiera autocrítica", lo que lleva a: b) "Tampoco existe una crítica especializada que valore estas obras". Finalmente, a pesar de toda esta abundancia, c) "los lectores rechazan a unos" (la literatura universal) "y a otros" (la literatura canaria de calidad). POR TANTO, la solución de Arroyo Silva es: "(...) de alguna manera las corporaciones locales deberían comprar libros para hacérselos llegar a los más jovenes. Claro está, dentro de un proyecto adecuado de lectura que implique formación".
O sea, la gente, en especial la juventud, no lee nada, ni la literatura mala ni la buena, quizá porque se publica demasiado. Entonces, una manera de que lea (la literatura canaria buena) es que las instituciones públicas "compren libros". Gran solución. Sin embargo, todo esto me genera muchas dudas: a) Si no hay crítica seria, crítica que discrimine entre literatura de calidad y de la otra, ¿cómo una institución pública va a disponer de criterios sólidos para escoger libro alguno salvo que sea uno de esos clásicos que todo el mundo conoce y tampoco lee?; b) si los lectores jóvenes rechazan los libros, ¿cómo piensa hacérselos llegar? ¿Qué es ese invento de "un proyecto adecuado de lectura?" No parece sino, una vez más, el repetido voluntarismo, la cansina fe en la acción omnímoda de las "corporaciones locales", la enésima sugerencia de la reforma desde arriba. No importa que fracasen una y otra vez porque lo que distingue a este tipo de personas es su pretensión de inocular su concepción de cultura a las díscolas masas ya lo quieran éstas o no.
Estimado: Cuidado porque la elección de mis frases podría resultar peligrosa y podrían llevar a las conclusiones que tú llevas u a otras peores. Mi opiión no la di como escritor ni siquiera como crítico 8Que no lo soy), sino como la de alguien que ha estado más de 30 años impartiendo Lengua y Literatura. Si no se enseña con ese espíritu crítico que tanto se alega en las programaciones (no se cumple), cómo va a haber lectores, cómo va a haber críticos. Digo, enseñanza en la pluralidad y que cada cual elija su camino y así todos respeten a todos. Abrazos. Antonio Arroyo
ResponderEliminarBuenos días, estimado. No hay problema en reproducir las preguntas y respuestas en cuestión por entero: -En general, se lee poco. ¿Cómo valora esta situación como docente? "Se lee poco porque estamos en el momento de la inmediatez y, sobre todo, porque en los programas educativos, a pesar de que resaltan la enseñanza del espíritu crítico, no impulsan la lectura de obras de la literatura universal y mucho menos de la canaria. A pesar de que en las programaciones se habla de un impartir un 30% de contenidos canarios, aquí es letra mojada. Cosa que no ocurre en las demás comunidades. Menos mal que existen organismos como el CCPC que asumen esta tarea. Por mi respuesta a la pregunta se deduce que la educación va de mal en peor y no solo me refiero a la literatura". -¿Qué medidas deberían implementarse para divulgar la obra de los escritores canarios? "Actualmente hay muchísimos escritores que publican demasiado. No hay conciencia crítica nisiquiera autocríta, ni preparación para el ejercicio de la escritura. Tampoco existe una crítica especializada que valore estas obras, aunque sea con un mínimo de calidad. Por otra parte, hay una cantidad de escritores que superan con creces la calidad de lo que comúnmente se escribe en Canarias. Los libros de unos y otros, de vez en cuando, aparecen en las librerías y los pocos lectores, entonces, los rechazan a unos y otros. En cuanto a la divulgación, la cuestión no está muy bien: de alguna manera las corporaciones locales deberían comprar libros para hacérselos llegar a los más jóvenes. Claro está, dentro de un proyecto de lectura que implique formación". Lo del espíritu crítico, claro está, lo comparto plenamente. Un saludo cordial.
ResponderEliminarEso es, la literatura contribuye al enriquecimiento de la ciudadanía que,sean o no literatos o críticos. Te pongo un ejemplo, en la Corte de los Felipes, durante el Barroco, Góngora y Quevedo escribían letrillas burlescas que todos, a pesar de la dificultad, entendían, menos el rey, claro.
ResponderEliminarYo estoy en contra de los corrillos. No cabe duda de que agrupamientos de escritores siempre habrá por afinidades, amistades, etc; pero esto no debe significar que los unos ignoren a los otros. Un saludo cordial.
Tiendo a estar de acuerdo contigo, Antonio, pero es que el mismo concepto de 'enriquecimiento de la ciudadanía' es algo confuso. Uno puede 'enriquecerse' de muchas maneras no circunscritas a la Literatura. Como lectores, nos podrá parecer casi imprescindible, vital, incluso, pero mucha gente pensará que no, que es un coñazo. Es dudoso que eso los haga 'peores' en ningún sentido. En todo caso, no se puede obligar a leer porque uno crea que conoce mejor que los demás (los no lectores) lo que necesitan. En todo caso, se deben brindar las oportunidades y los medios para que quien así lo desee se adentre en la cultura literaria, musical o artística en general. Por no hablar de las condiciones socioeconómicas que las hagan posibles. En fin, un temazo. Un saludo cordial.
EliminarBueeeno, cuando digo enriquecimiento de la ciudadanía (así dicen las programaciones), entiéndase que el mayor enriquecimiento es la cultura y esta empieza por la lectura. Pero jamás hablé de "obligar" sino de "enseñar" y para eso estamos los docentes, para acercar esos caminos. Saludos.
EliminarPero vamos a ver, de dónde saca usted que yo soy experto en malditos o poético o que espero favores e invitaciones a qué? Si no me conoce, no hable de mí ni saque de quicio una boutade que dije como chiste y sin ánimo ni tiempo de hacer crítica literaria seria, porque no me apetece y porque si , me reafirmo en que el libro al que me refiero es malo como mierda de perro o peor porque el esfuerzo o no esfuerzo de su autor nada vale si no tiene talento para dar otra cosa que mierda de perro.
ResponderEliminarPara precisar, aunque se deduzca claramente del texto: no he dicho que Vd. en concreto espere favores o invitaciones. Vd. sabrá. Lo que he dicho, como muchas veces antes, es que, a la hora de reseñar es complicado (no imposible) que un literato metido a crítico se exprese con honradez debido, por ejemplo, a que una mala crítica de un colega sea respondida con otra mala crítica. O miedo a caer mal en un círculo o en un otro. O que alguien se enfade y no le publiquen, etc. Lo habitual, lo corriente, también lo fácil, es que los críticos-literatos solo publiquen reseñas buenistas y buenrollistas. Hablo en general, de esa figura crítico-literaria, no de Vd. en concreto. No obstante, en cuanto a su calificación, ya sea a modo de chiste o boutade, de 'mierda de perro' de una obra, me sigue resultando deplorable. Al fin y al cabo, se expresó en un foro público, no en la barra del bar con un amigote. Si no quiere que lo lean, bloquee o haga más privado su Facebook. De todos modos, ya señalé que había borrado el comentario y no mencioné su identidad por esa misma razón.
EliminarHabía entrado a este blog porque pensaba que sería de crítica literaria "seria", pero veo que es una especie de Sálvame Deluxe: datos velados, informaciones confusas y a medio dar, que no permiten el contraste y de dudosa procedencia, además de tergiversar información o directamente inventársela, ya que habla de un autor al que no conoce de nada y que en repetidas ocasiones ha manifestado que lo que dice no es cierto, lo cual parece darle igual. No entiendo para qué crea este espacio si no es para hacer un trabajo más riguroso.
ResponderEliminarEstimada Sra García Fierro: No sé si se refiere Vd. a la 'mierda de perro' del Sr. Cabrera Cartaya o a la reforma cultural por arriba (como docente) del Sr. Arroyo Silva. O es una opinión general que se ha formado tras leer con profundidad numerosas entradas del blog y haberlas sometido a su agudo escrutinio. En todo caso, es la suya una aportación al debate muy incisiva y valiosa y que dará que hablar a futuras generaciones.
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